¿Qué es el socialismo?

The Strikes of June 1936
Las huelgas de junio de 1936 | Boris Taslitzky

Los socialistas quieren un mundo que pueda sacar a todos de la pobreza, ofrecer seguridad, sanidad, educación y empleo a todos, y acabar con las enormes desigualdades que existen hoy en día.

El socialismo es un sistema en el que la economía y la sociedad se rigen por las decisiones conscientes de la gente corriente. Los muy ricos ya no dominarán la sociedad a través de su influencia sobre los políticos y su dominio de los mercados. En su lugar, los trabajadores gobernarán mediante decisiones democráticas colectivas.

El primer socialismo

Las ideas del socialismo surgieron de las luchas de los trabajadores durante el siglo XIX. El capitalismo ha producido una clase de trabajadores mal pagados y que viven en condiciones miserables. El socialismo supuso una crítica a un sistema que alienaba a los trabajadores de los frutos de su trabajo y mantenía a millones en el paro mientras los ricos se enriquecían cada vez más.

En el capitalismo, la economía se rige por los beneficios de las corporaciones y las grandes empresas. El «libre mercado» es un sistema que da poder y control a quienes poseen empresas. Sus decisiones sobre inversiones, productos y salarios determinan lo que ocurre en la economía.

El socialismo exige que los principales motores de la economía sean de propiedad pública y que los ciudadanos ejerzan un control democrático sobre lo que produce la economía. Acabaría con las grandes desigualdades entre los más ricos y la gran mayoría de la población.

El capitalismo hoy

Es evidente que se han producido enormes cambios sociales, políticos y económicos desde los primeros tiempos de la organización socialista. La economía mundial ha crecido enormemente, ha habido dos guerras mundiales, el capitalismo fue derrocado en el imperio ruso y en China, y oleadas de lucha anticolonial han provocado derrotas políticas de las potencias occidentales. Los movimientos obreros en Estados Unidos y Europa han crecido y luego han sido derrotados o domesticados.

Pero a pesar del enorme crecimiento de la economía mundial, el capitalismo no ha conseguido sacar de la pobreza a los miles de millones de personas más pobres de los países ex coloniales. Actualmente, las desigualdades más acusadas se dan entre los países del «norte» rico y los del «sur» pobre. La mayoría de los sectores manufactureros de las economías occidentales se han trasladado a Asia, que es ahora donde vive y trabaja la mayor parte de la clase obrera industrial del mundo.

Política y democracia

En los países occidentales ricos, el poder político se ejerce ahora con menos crudeza y, en apariencia, los sistemas políticos parecen democráticos. Pero la esencia del capitalismo no ha cambiado. El beneficio sigue siendo el motor de la economía y es el motor del crecimiento económico.

Gracias a décadas de lucha de los trabajadores y otros grupos oprimidos, los gobiernos ricos suavizan los peores excesos del capitalismo. Los impuestos que recaudan proporcionan servicios básicos e intentan mantener o aumentar el crecimiento económico y controlar la inflación.

Pero el capitalismo sigue atravesando crisis periódicas, durante las cuales los trabajadores pierden sus empleos, los ingresos reales se reducen, o ambas cosas. Cuando se producen las crisis, las condiciones de la gente corriente empeoran. El capitalismo sigue siendo un sistema en el que las economías no funcionan para satisfacer las necesidades humanas, sino para maximizar los beneficios.

Propiedad de sociedades y empresas

Las economías consisten esencialmente en la producción y el consumo de bienes y servicios. Los propietarios de los «medios de producción» (corporaciones y empresas) deciden si invierten o no en nuevos productos, si invierten en nuevas áreas y si cierran las operaciones existentes. Estos propietarios, -los ejecutivos y directores de las empresas- toman todas las decisiones importantes de la economía.

Si queremos que las necesidades humanas determinen lo que ocurre en la economía, hay que «socializar» o nacionalizar la propiedad de las grandes empresas. No hay otro camino.

En lugar de generar beneficios para ejecutivos y propietarios, las empresas obtendrán excedentes que se asignarán según un plan elaborado democráticamente.
Pequeñas empresas

Esto no significa que se nacionalicen las pequeñas empresas. Y algunas empresas podrían ser propiedad de los trabajadores a través de cooperativas o formas similares de organización. Pero el público, a través de representantes elegidos democráticamente, necesitará poseer casi todas las grandes corporaciones y empresas para mantener la economía en el rumbo elegido.

Los servicios sociales como la educación, la sanidad, el transporte, la electricidad y el agua también serán de titularidad pública.

El sistema bancario también pasará a ser de propiedad pública. Los servicios financieros dejarán de ser un medio para que ejecutivos y comerciantes amasen enormes fortunas a costa de la gente corriente. En su lugar, se cerrarán o se reorientarán para apoyar la economía real.

Planificación

Socialismo no significa planificación estatal centralizada de toda la economía. La planificación tendrá lugar a varios niveles: nacional, estatal/provincial, local y empresarial. Los órganos de planificación se elegirán democráticamente y serán responsables ante quienes los eligieron.

Los centros de trabajo se gestionarán democráticamente, con representantes de los trabajadores que colaborarán con expertos técnicos cuando sea necesario. Esto no es tan descabellado como pueda parecer a muchos. Hay muchos ejemplos de entidades gestionadas por trabajadores que han funcionado con éxito, incluso en entornos de mercado competitivos.

Habrá ingresos y riqueza equitativos. Nadie tendrá derecho a los salarios y beneficios obscenamente altos que cobran ahora los ejecutivos, y los salarios mínimos serán suficientes para que todos vivan con comodidad. La tecnología se gestionará, no para ahorrar todo el dinero posible, sino para aumentar la dignidad del trabajo.

La sanidad, la educación y otros servicios sociales serán propiedad del gobierno o de organismos con responsabilidad pública en beneficio de todos.

Democracia y gobierno

El socialismo no niega la necesidad de un gobierno central. Harán falta instituciones que se encarguen de la legislación, la elaboración de presupuestos, la planificación, etc. a distintos niveles.

No se puede planificar ni predecir exactamente cómo ocurrirá esto. Los distintos países pueden establecer sistemas muy diferentes, determinados por los sistemas anteriores y por cómo se desarrolle el socialismo. Pero los hilos conductores serán la democracia, la rendición de cuentas y el derecho de los ciudadanos a revocar a sus representantes.

Internacionalismo

En el mundo actual, los países compiten entre sí por el poder, los mercados y la riqueza. Las enormes diferencias de riqueza entre países ricos y pobres demuestran la incapacidad del capitalismo y los mercados para beneficiar a los miles de millones de pobres del «sur» global. Una redistribución internacional de la riqueza sólo puede producirse con un programa socialista internacional.

¿Cómo se logrará el socialismo?

Al igual que con cualquier proyecto sobre cómo funcionaría un gobierno socialista, no puede haber ningún proyecto sobre cómo se hará realidad el socialismo. La teoría socialista sólo predice que cualquier transformación socialista nacerá de una crisis del sistema capitalista. No es posible una transición suave del capitalismo al socialismo. Y la enorme alteración del orden existente requerirá un enorme apoyo popular.
La crisis climática provocará grandes crisis políticas y económicas en las próximas décadas. La forma en que se gestionen estas crisis dependerá en gran medida del grado de apoyo internacional a las soluciones socialistas democráticas.