La crisis energética en Europa

Los gobernantes europeos son incapaces de resolver la crisis energética y proteger el medio ambiente
Gasoducto Nord Stream
Gasoducto Nord Stream | Stefan Sauer / dpa / TASS

La guerra de Rusia contra Ucrania ha provocado una fuerte reducción de las exportaciones de gas ruso a Europa. Esto ha desencadenado una crisis energética que está golpeando duramente a Europa.

Los precios europeos de la electricidad se fijan mediante un sistema de mercado que los vincula al precio del gas (o a la forma de energía que resulte más cara).

En muchos casos, el precio de la electricidad se ha multiplicado por cuatro. El precio del carbón también ha aumentado drásticamente. En toda Europa, esto está provocando un aumento de los costes de la energía y la calefacción para los hogares y las empresas. En el Reino Unido, los precios subirán aún más que en el resto de Europa.

Kosovo ya está sufriendo apagones continuos debido al racionamiento del combustible para las centrales eléctricas.

Medidas de emergencia

Los gobiernos se han visto obligados a tomar medidas de emergencia para reducir el impacto de la crisis energética.

La UE ha dado a conocer un plan para reducir en dos tercios su dependencia del gas ruso. Los gobiernos de la UE también han acordado un plan para reducir la demanda global de gas en un 15%. Se trata de objetivos ambiciosos que probablemente no se alcanzarán.

«Gasumlage»

El Gobierno alemán ha propuesto una subvención a las compañías de gas, que se pagaría mediante un impuesto adicional, el recargo del gas (el «Gasumlage»). No es de extrañar que esto haya provocado una gran oposición.

Alemania y otros países han recurrido al carbón para compensar la escasez de gas, importándolo de Australia y otros grandes exportadores.

La UE ha pedido a los países miembros que hagan acopio de gas para el invierno. Alemania ya ha aumentado sus reservas de gas hasta niveles cercanos a los necesarios. También está racionando la calefacción y la iluminación en los edificios gubernamentales.

Los gobiernos están introduciendo una serie de medidas para reducir el impacto del encarecimiento de la energía en los hogares y las empresas. Consisten sobre todo en precios máximos de los costes energéticos y subvenciones directas en metálico. Costarán muchos miles de millones de euros.

Descenso del nivel de vida

Nadie sabe lo malo que será este invierno, pero la mayoría de los europeos sufrirán un descenso de su nivel de vida al aumentar los precios de la energía mientras la inflación sube a niveles récord. Muchos vivirán en casas sin calefacción.

Europa no estaba preparada para el impacto de las sanciones rusas. El mercado energético está actualmente fuera de control, con los precios del gas varias veces por encima de sus niveles de 2021, antes de que comenzara la crisis. Los altos funcionarios temen que la crisis socave el apoyo a la UE y piden a la Comisión Europea que tome medidas urgentes para domar el mercado.

En su guerra económica con la UE y Occidente, Rusia ha bloqueado ya prácticamente todas las exportaciones de gas a Europa al cerrar el suministro a través del gasoducto Nord Stream 1. Esto no hará sino agravar la crisis.

Al parecer, los gobiernos de la UE han acordado limitar el precio del gas para ayudar a los consumidores. También prevén desvincular otros precios energéticos de los del gas, lo que impedirá que los precios de la electricidad aumenten a un ritmo similar al del gas. Los detalles aún no están claros.

Principios para afrontar la crisis

¿Qué deberían exigir los activistas del clima y los socialistas? Los principios deben ser:

  • Ningún aumento de los precios de la energía por encima de la tasa de inflación para los hogares ordinarios;
  • Cualquier racionamiento de la electricidad debe estar cuidadosamente dirigido, principalmente a los usuarios no esenciales y a los hogares que consumen grandes cantidades de electricidad;
  • Aplicación muy rápida de las energías renovables;
  • Una retirada completa del carbón lo antes posible.

Para ello sería necesario que la UE suprimiera muchas de sus leyes de competencia y que los gobiernos intervinieran directamente en el mercado de la energía. (Los jefes de la UE y los políticos de los Estados miembros ya han aceptado que serán necesarios algunos cambios). En concreto, los activistas deben exigir:

  • Limitación de los precios de toda la energía importada en la región y de las ventas de gas, carbón y petróleo a las empresas minoristas de energía.
  • Creación de empresas energéticas a escala de la UE para importar energía, explotar centrales eléctricas y vender gas y electricidad a los consumidores, y empezar a reducir los combustibles fósiles lo antes posible.
  • Limitación de los precios que las empresas energéticas pueden cobrar a los consumidores domésticos. Las empresas que no puedan permitirse operar dentro de los precios de compra y venta serán socializadas (pasarán a ser de propiedad pública). (El mercado británico se vio sacudido por la quiebra de muchos pequeños minoristas de energía el año pasado).
  • Subvenciones a escala europea para nuevas infraestructuras de electricidad renovable y mejora de las redes de distribución.
  • El coste de mantener estables los precios de la energía y la construcción de infraestructuras de energías renovables se financiará con un impuesto sobre los combustibles fósiles y las empresas energéticas y un impuesto sobre el patrimonio.

Emisiones deCO2

Los líderes de la UE han demostrado que están dispuestos a relajar sus normas de libre mercado en su intento de proteger a sus ciudadanos y sus propios puestos de trabajo. Están dispuestos a tomar medidas enérgicas para apuntalar su apoyo político. Pero no para apoyar el medio ambiente y luchar contra el cambio climático.

A pesar de la voluntad de los políticos de la UE de incumplir sus propias normas, las medidas propuestas no serán suficientes. Sin una intervención masiva en el mercado y la imposición de grandes impuestos a las empresas, especialmente a las que se benefician de los combustibles fósiles, la crisis energética continuará. Las dificultades para los ciudadanos y los retrasos en la reducción de las emisionesde CO2 serán inevitables.